¿Qué es la imaginación? Tipos, umbrales, estimulación, inventiva, teorías
Creado por Eduardo Raymundo Ramos Plaza. , el Viernes 1 de Octubre de 2010

Introducción

 Las imágenes con las que operan el ser humano no se limitan a la reproducción de lo directamente percibido, ya que puede ver también mediante imágenes lo que no ha percibido directamente, así como puede ver algo que no existe en absoluto y algo que no existe en realidad en forma concreta. No obstante los hombres como seres actuantes no sólo observan y reconocen el mundo, sino que también lo modifican y lo transforman, ya que para poder transformar primero debe hacerse mentalmente. Dicha exigencia la cumple la imaginación, dado que está inseparablemente vinculada con nuestra aptitud de modificar el mundo, de trasformar activamente la realidad y de crear algo nuevo.

Para Piaget quien representa la postura genética, la imaginación conduce al problema de la técnica o mecanismo estructural, en donde cuestiona la realidad que existe entre la imitación y la imagen mental, considerando la imitación como un simple prolongamiento de las acomodaciones características de la inteligencia sensorio-motora y la imagen mental como una imitación interiorizada. Distingue diversos tipos de conducta, como son:

 

  1. La imitación diferida da inicio en ausencia del modelo.
  2. El juego simbólico o juego de ficción desconocido en el nivel senso-motor.
  3. Dibujo o imágenes gráficas, en su inicio hay un intervalo entre el juego y la imagen mental.
  4. Imagen mental, no se encuentra huella alguna en el nivel senso-motor y aparece como imitación interiorizada.
  5. El lenguaje, el cual permite la evolución verbal de acontecimientos no actuales.

 

Luria por el contrario, identifica la imaginación como la capacidad de fantasía que tiene el hombre , aunado a ello, distingue diferentes niveles de imaginación, como es la imaginación reproductora que difiere de la creativa, a la vez que identifica que hay distintas causas que motivan la imaginación, la cual puede estar sólidamente relacionada con las experiencias concretas que determinan que se de un pensamiento lógico-verbal. Dice que la vida social y la práctica cotidiana son elementos fundamentales para igualar el grado de imaginación o fantasía que se da en las personas de acuerdo a su contexto.

 

Por su parte Vigotsky llama imaginación o fantasía a la actividad creadora del cerebro humano, basándose en una combinación, identificando a la imaginación o fantasía con lo irreal; lo que no se ajusta a la realidad y que por lo tanto carece de valor práctico. Plantea que hay cuatro formas básicas que ligan la actividad imaginadora con la realidad.

La primera forma, es la vinculación de la fantasía y la realidad, la cual está compuesta de elementos tomados de la realidad y que son extraídos de la experiencia anterior del hombre.

La segunda forma, es cómo se vincula fantasía y realidad, la cual no se realiza entre elementos de construcción fantástica y realidad, sino entre productos preparados de la fantasía.

En la tercera, se identifica la relación entre la función imaginativa y la realidad, la cual se da un alcance emocional que se manifiesta por los sentidos expresados en imágenes.

La cuarta, se encuentra conectada con las antes mencionadas, pero se diferencia sustancialmente en la medida en que puede representar algo completamente nuevo, no existente en la experiencia del hombre ni semejante a ningún otro objeto real.

 

 

Tipos de Imaginación

 

La memoria y el aprendizaje están íntimamente relacionados con la función imaginativa. Desde los más antiguos psicólogos como Aristóteles, hasta los contemporáneos, ha prevalecido la opinión de que los materiales de nuestra imaginación son iguales a los acumulados en la memoria. Y, puesto que el material mnémico es captado por nuestros sentidos, los elementos de la imaginación son los mismos que los de la percepción. La imaginación no produce nuevos materiales, pero combina los de la percepción y el conocimiento elaborándolos o simplificándolos.

 

La relación entre imaginación y aprendizaje se pone de manifiesto por el hecho de que aprendemos mejor las cosas que están enlazadas con nuestra imaginación. Ésta vigoriza las huellas mnémicas mediante la visualización, el ritmo, la dramatización y el establecimiento de enlaces. La imaginación refuerza la memoria, dirige el aprendizaje y establece relaciones entre las asociaciones. Si durante el recuerdo estas relaciones son las mismas que se asociaron cuando se produjo la impresión recordada la imaginación origina una reproducción vívida.

 

Si la reproducción vívida de pasadas impresiones se combina con nuevos aspectos de las asociaciones, tendremos una imaginación creadora. Si de las asociaciones experimentadas se derivan nuevos aspectos no experimentados, hablamos de inventiva.

 

Distinguiremos dos tipos básicos de imaginación: la reproductiva y la productiva. Ambas implican varias formas de sensibilidad, una o algunas de las cuales dominan en el individuo. Estas formas son: visual, auditiva, kinestésica (motora), olfatoria, táctil, verbal y gustativa. Pueden compaginarse entre sí, pero dominan una o dos. Se ha observado que la imaginación mixta es la regla, siendo excepcionales los puros. Si tomamos como ejemplo a los artistas veremos que la imaginación del pintor es predominantemente visual, aunque algunos artistas modernos, influidos por la música, tratan de visualizar por abstracción sensaciones auditivas, y otros intentan expresar movimientos (sensaciones kinestésicas) mediante el ritmo.

 

La imaginación de los compositores es fundamentalmente auditiva, aunque algunos intentan con el sonido símbolos visuales. La imaginación de los bailarines es principalmente kinestésica, pero mientras unos expresan la música con movimientos, otros destacan la relación entre movimiento y color. La imaginación del escultor es visual y táctil y la de actores y cantantes es verbal-auditiva y verbal-motora. La repostería participa de la imaginación gustativa y olfatoria, y a menudo de la visual.

 

Las normas imaginativas en todo tipo de actividad creadora son de naturaleza abstracta o concreta. Los pintores, escultores y bailarines demuestran claramente el tipo concreto al reproducir caracteres naturales o el tipo abstracto al representar conceptos simbólicamente. También el poeta y el compositor pueden tener la tendencia a expresarse en forma concreta o abstracta.

 

La imaginación puede dividirse, además, en objetiva y subjetiva. Si un artista posee una imaginación objetiva interpreta los objetos tal como los ven la mayoría de las gentes; si su fantasía es subjetiva, utiliza el objeto como apoyo para fijar sus sentimientos personales. En términos generales, el primero es impresionista (incluyendo el naturalista y al idealista) y el segundo expresionista. La imaginación impresionista refleja las impresiones externas, mientras la expresionista es el resultado de una descarga de la expresión interna.

 

La imaginación depende de factores externos e internos. Los primeros pueden ser explicados tomando ejemplos del arte:

 

La imaginación depende del tipo de civilización. Si tenemos una colección de pinturas persas, hindúes, mexicanas, de la antigua Grecia, de la antigua Roma y de la Europa moderna, distinguiremos de un modo general la civilización oriental de la occidental. La imaginación que aparece en los artistas persas, hindúes o mexicanos muestra ciertas características colectivas de la fantasía diferentes de la civilización occidental, en la que dominan los elementos realistas. También hay ciertos rasgos que distinguen la imaginación de los adultos normales de la de los niños y de la de los enfermos mentales y de los que, si así puede decirse, poseen una civilización propia.

 

La indicada colección de pinturas presenta, además, diferencias culturales. Los cuadros pintados por artistas persas, hindúes, mexicanos, griegos y europeos se pueden identificar con facilidad a causa de las características de los estilos culturales.

 

Si estamos familiarizados con los distintos períodos culturales, observaremos que la imaginación depende de ciertas tendencias de la época y podremos diferenciar las obras de arte italianas como pertenecientes al Renacimiento, al gótico o al barroco. En cada período histórico distinguimos la característica imaginación del individuo; por ejemplo, durante el Renacimiento surgen las personalidades de Ticiano, Leonardo de Vinci y Botticelli. La imaginación de un individuo varía en los diferentes períodos de su vida y cuando conocemos bien las obras de un artista podemos determinar si el estilo de una de ellas pertenece a la juventud, la madurez o la vejez. Una investigación más profunda nos lleva a diferenciar las tendencias características de cada período.

 

Los llamados factores externos que influyen sobre la imaginación son estereotipias que dependen, en alto grado, de los factores ambientales. Los procesos humanos son muy complejos, mezclándose los elementos internos con los externos, pero cada tipo de imaginación abarca los siguientes: civilización, cultura, época, normas individuales, período de la vida y tendencias.

 

Los elementos internos de la imaginación son las determinantes psicológicas del individuo, su tipo de asociaciones, su estado de humor, su estado fisiológico y sus experiencias individuales. Estos determinantes internos son de naturaleza compleja, resultado de configuraciones únicas muy difíciles de clasificar; por esto procedemos a describir observaciones generales de estudiar los detalles.

 

Umbrales de Imaginación

Imaginación y percepción.

 

La imaginación acompaña nuestras percepciones. La psicología de la propaganda está basada en el hecho de que la percepción de un buen anuncio llega a grabarse en la memoria si se estimula, al mismo tiempo, la imaginación del observador.

 

La imaginación puede estimularse en forma directa si el objeto que figura en el dibujo es representado en su ambiente habitual, lo que estimula la imaginación del observador representándose su propio ambiente y deseando colocar en él el objeto anunciado. La imaginación puede estimularse indirectamente si el objeto anunciado se relaciona con otro que acicatea la fantasía del sujeto. La estimulación puede dirigirse a diversos aspectos que puedan provocar una reacción estética emocional o mental. Una bonita estampa o motivo decorativo ha sido diseñada para despertar la imaginación estética; el dibujo que representa una muchacha, para evocar una emoción imaginativa sensual; la inclusión del objeto dibujado en una escena cómica o mítica, para producir una imaginación intelectual.

 

La percepción estimula siempre nuestra imaginación. Sí percibimos un objeto, digamos un escritorio, lo reconocemos como tal debido a la actividad imaginativa, pues la mayor parte de los muebles de esta clase difieren entre sí por la forma, el tamaño, el color y el estilo. El reconocimiento de un elemento común es un proceso imaginativo que con frecuencia va acompañado del juicio estético. Si el escritorio está tapado a medias por un diván, lo reconocemos, a pesar de todo, porque nuestra imaginación lo completa.

 

Las conexiones entre imaginación y percepción se demostraron mediante el siguiente interesante experimento: un individuo es instado a imaginarse un objeto corriente como un cuchillo o un plátano y a visualizarlo sobre una pantalla de vidrio situada entre dos habitaciones. Sin que el individuo lo sepa, se ha colocado un proyector al otro lado de la pantalla con el que se proyecta sobre ésta una imagen confusa del objeto que el individuo se imagina tratando de enfocar su imaginación sobre la pantalla. Él cree erróneamente que la imagen de la pantalla ha sido proyectada por su propia imaginación y persiste en su error, viendo la imagen, después de que ésta ha sido retirada gradualmente. La percepción y la imaginación se producen paralelamente.

 

Imaginación y proyección.

 

La imaginación aparece proyectando imágenes mentales sobré estímulos sin sentido. Shakespeare describe tal proyección en Hamlet:

 

Hamlet: ¿Veis esa nube cuya forma es semejante a la de un camello?
Polonio: ¡Por Dios!, en efecto, es muy semejante a un camello.
Hamlet: Quizá se parezca a una comadreja.
Polonio: El lomo es como el de una comadreja.
Hamlet: ¿O a una ballena?
Polonio: Igual a una ballena.

 

Leonardo de Vinci habla en sus notas de haber recibido muchas inspiraciones de las imágenes que proyectaba sobre piedras húmedas. -La proyección imaginativa sobre manchas de tinta fue introducida por el poeta alemán Justinus Kerner, quien describió la intensa relación existente entre la objetividad de las manchas y las proyecciones individuales del observador, aunque no llegó a comprobar que esa relación producía distintos resultados en las diversas personas. Estas diferencias de la imaginación proyectada sobre las mismas manchas de tinta como estímulo fueron utilizadas como medio para el diagnóstico de la personalidad por Alfredo Binet, creador los modernos tests de inteligencia y, posteriormente por Herman Rorschach, quien sistematizó este método. Nos referiremos a estas técnicas cuando expongamos los "métodos proyectivos" en el diagnóstico de la personalidad. Estos métodos utilizan las proyecciones imaginativas del sujeto sobre un estímulo como indicación de ciertos rasgos de la personalidad.

 

Imaginación y empatía.

 

Cuando un niño golpea con los puños un balón, salta a menudo imitando el rebote de la pelota. Los espectadores de una carrera de caballos imitan no rara vez los movimientos del jinete y mucha gente acompaña un ritmo musical con el pie. El observador se siente parte de la cosa observada. Toda apreciación estética depende de nuestra capacidad para corresponder con la imaginación a la estructura de un estímulo. Si vemos una columna muy delgada terminada por pesado capitel, experimentamos la sensación de lo desproporcionado, identificándonos con la columna que tiene que soportar una carga demasiado pesada. Cuando hablamos de pinturas chillonas, de formas inarmónicas, de poemas impetuosos, etc., animamos los objetos como lo hace un niño, poniéndonos en lugar del objeto. Gran parte de la satisfacción emocional y artística se deriva de que nos proyectamos sobre el objeto observado con el cual nos identificamos. Un aeroplano puede producirnos placer porque nos parece haber superado la ley de la gravedad que nos sujeta a la tierra; el fuego fascina como símbolo de poder y la montaña como símbolo de grandeza. La empatía produce fantasías asociadas con impulsos que tienen algo que ver con alguna propiedad del estímulo.

 

La imaginación y el pasado.

 

La imaginación es determinada por nuestras pasadas experiencias, repitiéndolas o transformándolas. La repetición es causada generalmente por el placer que se derivó de la experiencia anterior; sin embargo, las repeticiones de la imaginación también pueden relacionarse con experiencias horribles, a cuyo recuerdo no hemos podido adaptarnos en el curso de la vida. La transformación de una experiencia por la imaginación es, con frecuencia, el resultado de un desengaño que nos produjo aquélla. Las vivencias de la primera infancia pueden ser influidas por la fantasía directa o indirectamente, manifestándose esta última sólo de modo incidental.

 

Un ejemplo de mi propia vida es el siguiente: un amigo mío, mirando los cuadros pintados por mí, quedó perplejo ante el motivo de uno de ellos que se titulaba "La espiral". Le expliqué que se trataba de una pintura abstracta sin otro sentido que el de la composición y que las espirales siempre me habían atraído mucho. Hablando acerca de mis recuerdos remotos recordé repentinamente un sueño estereotipado de mi primera infancia en el que yo era tragado por un enorme animal que tenía forma de espiral; me veía dando vueltas y más vueltas dentro del animal hasta que despertaba presa de espanto. Comprobé, pues, bruscamente que el motivo de la espiral en mi cuadro estaba relacionado con esta temprana imaginación.

 

Pero podríamos preguntarnos: ¿por qué escoge el adulto un símbolo del terror infantil como motivo artístico? Constituye éste un complicado problema que ha suscitado amplias discusiones en la psicología del arte. Aquí sólo podemos indicar brevemente los dos procesos que parecen intervenir. Uno es el deseo de descargar las angustias proyectándolas sobre objetos lo mismo que los pueblos primitivos crean máscaras terroríficas para desprenderse de sus propias angustias. El otro es el intento de autoliberarse por transposición llamando bello a lo que se experimenta como deprimente; es un fenómeno similar al eufemismo de dar un buen nombre al objeto que en realidad es malo. Los griegos, por ejemplo, daban a las Furias el nombre de Euménides, que significa "bienhechoras benévolas", porque se consideraba peligroso citarlas con su verdadero nombre.

 

Como indicamos antes, los símbolos son abreviaturas o estenogramas de las fantasías y tienen el valor de conjuros o gestos proyectivos. Los trabajos sobre psicología anormal indican que los ademanes ceremoniales y movimientos neuróticos simbolizan asociaciones, igual que los símbolos en el arte.

 

La actividad onírica

Ensueño.

 Cuando los deseos no se satisfacen, mucha gente los colma imaginando situaciones. Estas fantasías llamadas ensueños, o soñar despierto, están dirigidas hacia el futuro. Los ensueños en que el que fantasea aparece como un conquistador, parecen ser más frecuentes que aquellos en que, como héroe, encuentra obstáculos insuperables. Este último, que se observa a veces puede tener un efecto alentador haciendo que el fantaseador se dé cuenta de que, comparados con los insuperables obstáculos de la imaginación, los de la realidad pueden ser vencidos fácilmente. Los ensueños ocupan gran parte de la vida en la primera infancia cuando la realidad y la imaginación no están aún claramente deslindadas. Los deseos y actividades del niño están constantemente limitadas, y entonces, a causa del fastidio, la insatisfacción y el deseo de libertad, el niño escapa a 1a realidad refugiándose en la fantasía.

 

Los ensueños del niño no son muy distintos de sus juegos ni de lo que sueña cuando duerme. Los elementos oníricos y lúdicos del niño están tomados muy frecuentemente de sus experiencias en la vida cotidiana y la imaginación le sirve para llenar el abismo entre la realidad y sus deseos.

 

Los ensueños del adulto son emocionalmente distintos de los del niño, debido a su mayor diferenciación entre su propia persona y el mundo circundante. La característica de los ensueños consiste en que el sujeto está concentrado en sí mismo. El psiquiatra suizo E. Bleuler los consideraba producto del pensamiento "autístico" (ensimismado). Los ensueños pueden dividirse en fortuitos, que son los provocados por conflictos momentáneos comunes a la mayor parte de la gente, y "sistemáticos" que se basan en motivos permanentes, causa de desajustes. Encuestas practicadas en estudiantes de bachillerato han demostrado que los ensueños sistemáticos estaban relacionados muy frecuentemente con asuntos escolares, deseo de adquirir fortuna y atracción por el sexo opuesto. El culto a los héroes influye también ciertos ensueños en los que el sujeto se identifica con una persona famosa o admirada.

 

Divagación.

 Llamamos así a la serie irregular de pensamientos que acaecen durante la contemplación y la meditación. Cuando este fenómeno ocurre en los momentos anteriores al sueño, en el estado de duermevela, se llama hipnagógica (estar durmiéndose). Mientras nuestro pensamiento normal es predominantemente abstracto, nuestra imaginación onírica es preponderantemente concreta. La transformación de los pensamientos abstractos en imágenes concretas puede observarse en el estado de divagación. H Silberer que ha hecho un detallado estudio introspectivo sobre este tema, nos da algunos ejemplos reveladores:

 

  1. Pienso que estoy corrigiendo una frase sobre el papel.
    Divagación: Me veo puliendo una pieza de madera sobre un banco de carpintero.
  2. Tratando de explicarme la finalidad de los estudios metafísicos me digo que tienen por objeto penetrar en los niveles (capas) más altos de la existencia.
    Divagación: Trato de cortar y levantar una capa de un pastel de hojaldre.
  3. Me dispongo a pensar sobre un problema.
    Divagación: Estoy escalando una montaña; las montañas más cercanas cubren a las más alejadas, de las cuales venia y a las que deseo volver.

Sueños.

 Mientras en el ensueño y la divagación la imaginación es dirigida, al menos en parte, conscientemente, los sueños nocturnos no son intencionales y parecen seguir sus propias leyes. Más adelante estudiaremos detalladamente el problema de los sueños con referencia a la teoría psicoanalítica, pero mencionaremos ahora algunos principios de la imaginación que son bastante manifiestos en la actividad onírica.

 

La imaginación del soñador puede ser provocada por estímulos externos o internos. Los primeros pueden proceder del timbre de un despertador, de una corriente de aire, de una iluminación súbita o de cualquier otro estímulo que afecte nuestros sentidos. Los internos pueden consistir en tensión orgánica o psíquica y, en general, cualquier estímulo de naturaleza biológica o psicológica que altere el equilibrio del organismo.

 

Tales estímulos provocan asociaciones que están relacionadas con la respuesta que aquellos despiertan. Así, la asociación "a" evoca la asociación "b" con arreglo a las leyes de la asociación, la frecuencia, ,la proximidad, la contigüidad, etc. Por ejemplo: el estímulo del despertador provoca la asociación "sonido" (a) que se encadena con la de campanas de una iglesia (b), debido a que el soñador estuvo hace poco en un templo. Sin embargo, el soñador ha pasado recientemente por otras experiencias conectadas con sonidos y que pueden asociarse al estimulo. ¿ Fue determinada su selección por casualidad? y, si no es así, ¿qué le hizo seleccionar precisamente la imagen de la "iglesia"?

 

Cada una de las muchas vivencias recientes de la persona que sueña está ligada con asociaciones de mayor o menor intensidad. La asociación "iglesia" (b), por ejemplo, puede haber sido ligada con 1a asociación "madre" (c), con la que a menudo iba el soñador a la iglesia cuando era niño. Supongamos que la madre murió hace largo tiempo y que el soñador tiene un deseo insatisfecho por ella. El estímulo provoca la asociación "sonido" (a) que se liga con "iglesia" (5) que es seleccionada a causa de su relación con "madre" (c). La imaginación forma en este caso una cadena de asociaciones, provocada por un estímulo externo o interno, ejemplificada por el proceso selectivo de las asociaciones recientes y dominantes de acuerdo con las necesidades emocionales, especialmente los deseos y temores.

 

La imaginación recibe su dinamismo de tres orígenes relacionados con las tres dimensiones del tiempo: de la respuesta a una situación presente, de motivaciones basadas en vivencias pretéritas y de las finalidades para el futuro.

 

Alucinaciones.

 

Una vívida imagen mnémica puede tener para una persona las mismas cualidades que una percepción real. Una imagen onírica puede persistir después de despertar y ser confundida con la realidad. Las sugestiones pueden sustituir a las imágenes en la concepción de los hechos. Hull realizó un experimento en el que varios fumadores de pipa creían estar fumando un buen tabaco, cuando en realidad sólo aspiraban aire caliente. Cuando las alucinaciones ocurren frecuentemente constituyen un síntoma de enfermedad mental. En tales casos, su contenido suele referirse a acontecimientos del pasado representados por imágenes concretas o a temores y deseos. Las personas normales integran sus imaginerías en sus diversas actividades, pero en una persona normal obsesionada por una idea estereotipada, la imaginación no descargada puede "cristalizar" en una alucinación.

 

Los mecanismos básicos de la imaginación son los procesos de substitución y de simbolización. El soñador puede sustituirse a sí mismo por la imagen de un héroe y puede simbolizar su agresividad imaginándose animales peligrosos. En las alucinaciones, el miedo puede ser simbolizado por ideas de persecución. El proceso de identificación con una persona amada o famosa puede, en los estados alucinatorios, desarrollar la sensación de que se es una persona distinta. La alucinación, por tanto, es una forma de imaginación elevada a tal grado que el individuo pierde el control para distinguir su propio mundo del circundante y el temor que se produce en ese estado muestra que el producto mental ha llegado a hacerse más fuerte que la propia persona. El siguiente relato de Frobenius ilustra el desarrollo de la imaginación en las alucinaciones:

 

Un profesor trabaja en su escritorio, mientras su hija, de cuatro años, corretea por la habitación. El ruido le mo1esta y entonces le da a la niña tres cerillas apagadas y le dice: "anda, juega con ellos". La niña se sienta en el suelo y juega con las tres cerillas a las que llama Hansel, Gretel y la bruja. Todo va bien durante algún tiempo, cuando de pronto la niña da un grito de espanto que asusta a su padre. "¿Qué te pasa ahora?", pregunta. La niña corre hacia su padre con el miedo reflejado en su rostro y le dice: "Padre, llévate a la bruja, yo tengo miedo de tocarla."

Drogas.

 Las drogas que tienen una acción sobre las funciones mentales pueden ser estimulantes o depresivas. Los numerosos estudios realizados indican que el alcohol no es estimulante, sino que disminuye la sensibilidad, los reflejos y el tiempo de reacción y, por otra parte, incrementa la imaginación. Los adictos a las drogas dicen experimentar vívidas imágenes, mientras están bajo sus efectos. En dichas imágenes pueden distinguirse los siguientes tipos:

 

  1. Arquitectónicas (generalmente de estilos antiguos).
  2. Animales (frecuentemente tropicales).
  3. Plantas (también tropicales).
  4. Figuras mitológicas.
  5. Fenómenos naturales (agua, hielo, fuego).
  6. Máquinas.

 

Aparte de las características generales de estas fantasías tóxicas, cada persona tiene visiones personales. Muchas de estas fantasías van acompañadas por sensaciones de asco y de terror. Naturalmente, la estructura de estas imágenes depende, en parte, de la educación e intereses previos del sujeto.

 

Las fantasías que aparecen bajo la influencia de drogas como el opio y el hashish tienen distintas características que las de los sueños corrientes. La intensidad imaginativa es más fuerte en todos sus aspectos: el tiempo es una eternidad, el espacio extremadamente estrecho o amplio, los colores y las formas se multiplican y el miedo se convierte en pavor. Especialmente intensos son los cambios del espacio y el tiempo después de utilizar peyolt o marihuana.

 

Los adictos a ellas tienen la sensación de moverse lentamente debido al gran número de imágenes que atraviesan su mente. El cambio en el concepto de espacio lleva consigo la impresión de un enorme aumento de la distancia que separa al adicto de las personas y cosas que lo rodean. La forma de los objetos les aparece borrosa, aunque las percepciones visuales y auditivas son más agudas que en circunstancias normales. Aparecen percepciones imaginarias, ilusiones y alucinaciones como reacción a casi todos los estímulos. También aparecen con frecuencia figuras geométricas, a veces en vivos colores. Los estímulos exteriores como los sonidos, hacen cambiar las visiones, aunque éstas también pueden ser modificadas intencionalmente cuando el sujeto lo desea.

 

El estado emocional del individuo sufre cambios totales desde una sensación de gran energía hasta la de completo agotamiento en que cada movimiento supone un gran esfuerzo. Después de un de exagerada emoción sobreviene una calma completa que provoca un profundo sueño acompañado de sueños que ponen en libertad pensamientos secretos e íntimos.

 

La fantasía de los sueños y de las visiones por drogas ponen de relieve la íntima relación existente entre imaginación, percepción y emoción.

 

Sinestesia

 

En algunas personas la percepción y la imaginación están constantemente unidas porque la percepción con un órgano de los sentidos estimula sensaciones en otro. Un sonido simple o el sonido de las letras puede evocar una sensación de color. También los sonidos pueden provocar sensaciones dolorosas, y los números imágenes espaciales, habiendo otras muchas variedades de "sensaciones combinadas" que se llaman sinestesias. Hasta cierto punto, todo el mundo puede tener, aunque inadvertidamente, algunas sensaciones sinestésicas.

 

La Imaginación en el arte y la invención

 

Uno de los aspectos básicos de la técnica artística es trasformar el pensamiento en imágenes intentando convertir sentimientos y problemas en experiencias. La pintoresca expresión del poeta y el simbolismo artista son transformaciones de pensamientos en imágenes o sustitución de imágenes que por haberse debilitado al hacerse familiares necesitan intensificar la impresión habitual.

 

La selección de imágenes está determinada, en su mayor parte, por la personalidad del poeta. Marcel Proust, por ejemplo, que a consecuencia de una enfermedad vivió en un extraño encierro voluntario en su habitación, veía mentalmente el mundo a través de un vidrio esmerilado. En una imagen de su obra "En busca del tiempo perdido", compara a los niños jugando, con los murciélagos; en otra asemeja las personas en las ventanas iluminadas con los anfibios nadando en un líquido espeso; en otra imagen compara los botes de vela inmóviles en el agua a las mariposillas nocturnas en una vitrina.

 

Todas estas imágenes parecen denotar la intención del poeta de hacer aparecer la vida como algo fútil e incongruente. Los murciélagos son ciegos y juegan sin propósito e incongruentemente. Los seres que nadan en un liquido espeso son torpes y casi inmóviles. Las mariposillas nocturnas Son el símbolo de sus fútiles esfuerzos volando alrededor de la luz para morir al fin. Mientras la imaginación trabaja en el sueño y el ensueño contra la realidad, la que se dirige a obtener un invento está de acuerdo con la vida real.

 

Ya sea el invento una nueva teoría física, la construcción de una máquina o la trama de un juego, la característica común es que los elementos de la imaginación no son sumados unos a otros, sino dispuestos en tal forma que producen una nueva función. La invención es frecuentemente resultado de la actividad onírica.

 

Kekule von Stradonitz, cuya teoría sobre la composición del benzol es fundamental en química orgánica, describe el origen de su concepción en la forma siguiente: Sentado en el piso superior de un autobús comenzó a soñar; los átomos jugueteaban ante él, combinándose los más pequeños por parejas y rodeando a éstos los más grandes. Pasó gran parte de la noche describiendo su visión y llegó así a formular su famosa teoría. Un famoso egiptólogo y un conocido asiriólogo que no podían descifrar una inscripción hallaron la clave en sus sueños.

 

El matemático francés Henrí Poincaré confiesa que sus ideas creadoras no le vienen cuando está trabajando en su despacho, sino en los momentos en que deja libre la imaginación mientras pasea por las calles o va de excursión. Tanto la imaginación científica como la artística son, con frecuencia, la estructuración de la actividad onírica y la invención es el acto de encontrar relaciones desconocidas hasta entonces.

 

Del mismo modo que la memorización, la imaginación creadora también se desarrolla, al parecer, en varias etapas. La primera fase es de preparación o del deseo que evoca imágenes centradas alrededor de un problema específico; sigue el período de incubación en el que se trabaja con esas imágenes; la siguiente etapa es aquella en que la mente se ilumina repentinamente con la solución y, por último, la fase en que se completan y verifican los resultados.

 

Experimentos

 

La imaginación en las situaciones habituales. Uno de los primeros experimentos sobre la imaginación fue preparado por Francis Galton, quien hizo un cuestionario sobre la imaginación. Pedía al sujeto que se imaginase determinados objetos de la mesa donde desayunaba y formulaba después las siguientes preguntas:

 

  1. Iluminación: ¿Es la imagen oscura o suficientemente clara? ¿Es comparable la iluminación con la de la escena real?
  2. Precisión: ¿Se le presentan todos los objetos con la misma intensa precisión o con menos que en la realidad?
  3. Coloración: ¿Los colores de la porcelana, el pan tostado, la corteza de pan, la mostaza, la carne, la ensalada o de cualquier otra de las cosas que pueda haber sobre la mesa, son absolutamente claros y naturales?

 

Galton observó gran diferencia entre los hombres de ciencia y los profanos. Era de suponer que los primeros diesen datos más exactos, pero ocurrió precisamente lo contrario. Los científicos resultaron casi ciegos imaginariamente, mientras muchos de los legos decían ver la mesa del desayuno con tanta claridad como si estuviesen sentados ante ella.

 

Nosotros mismos hemos hecho observaciones similares referentes a las cualidades de la imaginación al juzgar sobre la personalidad. Al juzgar la personalidad mediante movimientos expresivos tales como pasear, escribir, gesticular y otros semejantes sobre las formas de expresión, los hombres de ciencia y especialmente los psicólogos lo hicieron peor que los profanos. Estando conscientes de lo que se trataba y observando sus propios actos detenían la libre expresión de la imaginación y su empatía en las formas de expresión. Generalmente, las mujeres lo hacían mejor que los hombres, observación que ya había notado Galton.

 

Imaginación y personalidad.

 

Los psicólogos alemanes han realizado experimentos sobre la fantasía pidiendo al sujeto que se imagine situaciones poco corrientes. Daremos unos ejemplos: Se pide al individuo que se imagine un billete de banco redondo. Resultado; Primero un billete usual, en seguida cortado, dejando las partes cortadas a un lado. Se pide al sujeto que se imagine un expreso a toda marcha conducido por un caballo. Resultado: El expreso en movimiento y el caballo delante de él, el movimiento llega a hacerse muy lento y en muchos vagones desaparece.

 

Estructuración.

 

La estructuración que aparece en los procesos de la percepción, la memoria y el aprendizaje aparece también en la imaginación. Los experimentos realizados en el laboratorio de psicología de la Universidad de Gotinga demostraron que tanto los elementos que se destacan en la percepción como en la imaginación tienen la tendencia a desarrollarse en tamaño, amplitud e importancia. La imaginación puede estimular la memoria por medio de asociaciones. Todos hemos tenido la experiencia de recordar repentinamente una cosa que habíamos olvidado imaginando situaciones relacionadas con la que queríamos recordar.

 

Este fenómeno es también característico en las personas con lesiones cerebrales. Se le pidió a un paciente que nos dijese el nombre de alguna ópera de Wagner. El enfermo, que era un melómano, contestó: "Mi memoria es muy mala desde que me dieron ese tiro. Voy a pensar. Conozco muchas cosas de Wagner. He visto algunas en el teatro. La última que vi fue Carmen, pero ésta no es de Wagner. Yo mismo he cantado algunas melodías wagnerianas. Una trata de un caballero y un cisne; una princesa es salvada por un caballero que llega en un cisne, su nombre es Elsa y él es Lohengrin". A partir del momento en que el paciente recuerda el nombre de esta ópera, recuerda también el nombre de otras.

 

El desarrollo de la imaginación aparece frecuentemente en series de sueños. Muchas personas tienen sueños seriados en los que ciertos temas se desarrollan más y más a cada sueño. La terapéutica psicoanalítica se basa en este fenómeno del desarrollo de 1os procesos imaginativos y mucha gente que no asocia ni imagina al principio del tratamiento va desarrollando su imaginación y sus sueños cada vez con mayor plenitud. El desarrollo de la imaginación puede estudiarse en experimentos con asociaciones. Cuando un sujeto repite la misma palabra estímulo durante cierto tiempo, las asociaciones suelen conectarse cada vez más y su tipo de imaginación parece desarrollar un proceso de integración continua de las asociaciones.

 

Teorías acerca de la Imaginación

 

No poseemos una teoría satisfactoria acerca de la imaginación. A continuación estudiaremos sus principales características tratando de encontrar un principio general para sus varias manifestaciones.

 

Imaginación y percepción.

 

Según David Hume, la diferencia principal entre lo percibido y lo imaginado estriba en el grado de viveza; las imágenes pensadas son débiles copias de las percepciones originales. Según este concepto, lo imaginado es una representación o un eco de lo percibido. La imaginación será, pues, un recuerdo de las huellas dejadas en la memoria por las percepciones. Se ha observado que las personas a quienes se les ha amputado un miembro conservan la sensación y la imagen de dicho miembro y que los artistas que pierden un sentido todavía son capaces de describir los objetos con gran viveza.

 

Beethoven continuó imaginando y oyendo música después de quedarse sordo. Los centros nerviosos parecen poseer la capacidad de acumular percepciones. El fenómeno de las llamadas imágenes accidentales parece ser una manifestación similar a la imaginación como un reflejo de la percepción. Las impresiones recibidas por nuestros sentidos pueden persistir con su viveza original después de pasar el estímulo sensorial. La imagen accidental o percepción persistente puede ser "positiva" como prolongación de la impresión original, o "negativa" que transforma los colores en el espectro complementario.

 

La imagen accidental negativa del disco solar es negra, el rojo cambia a gris, etc. Es un simple proceso sensorial distinto del fenómeno de lo "déjà vue" (lo ya visto), que experimentan algunas personas y que consiste en un intenso sentimiento de haber vivido ya anteriormente una experiencia actual. Este fenómeno que se supone es de origen encefálico, no ha sido explicado todavía satisfactoriamente.

 

Imaginación y combinación.

 

Sin embargo, lo característico de la imaginación no reside en la repetición o sucesión de percepciones, sino en la combinación de muchas previas. La función de combinar respuestas psíquicas parece estar relacionada con la llamada sinestesia (sensaciones combinadas) en la que una sensación de cierto tipo sensorial se asocia con imágenes de otro tipo. La imaginación sinestésica ha influido en el lenguaje y en el arte con expresiones como "colores chillones" o "duros" colores "fríos" o "calientes", etc.

 

Opuesta a la función combinatoria de la imaginación es la "fuga de las asociaciones", en la que la imaginación se descompone en sus diversas partes, siendo entonces los pacientes que la padecen incapaces de formar pensamientos y fantasías coherentes. Una fuga de asociaciones puede aparecer también en personas normales cuando las imágenes combinadas no concuerdan ni en su significado ni en sus relaciones objetivas, sino sólo por similitud fonética o por conexiones subjetivas. Por ejemplo: silla-mesa están ligados objetivamente. "Capataz" es un ejemplo de conexión por similitud fonética. "Silla-Padre Coloma" representa una relación subjetiva (silla-mi padre se sienta en una silla cuando me lee las novelas del Padre Coloma).

 

Imaginación y animación.

 

La imaginación de los niños y de los artistas puede ser tan vívida que las figuras que imaginan adquieran "vida". En estos casos la imaginación parece perseguir al sujeto. Ya expusimos el caso de la niña que, habiendo proyectado la imagen de una bruja sobre una cerilla apagada, llegó a asustarse de su propia imaginación. El proceso de animar la imaginación está relacionado con la percepción, especialmente de los niños.

 

Imaginación y movilización.

 

La imaginación, como respuesta retardada a estímulos de naturaleza sinestésica, combinatoria y disociadora, está dirigida hacia un fin. Esta finalidad puede ir desde transformar lo abstracto en concreto hasta un acto de animación. Este último puede incluir muchas funciones expresivas del organismo. Un actor o un orador pueden acentuar su expresión imaginativa mediante gestos. Las fantasías histéricas pueden cambiar funciones corporales y producir fenómenos biológicos de base psíquica. Así, los movimientos, posturas y gestos faciales son expresiones concretas de imágenes de la fantasía. Los movimientos del hombre durante el sueño parecen ser igualmente una movilización total del organismo mediante la imaginación.

 

Se han hecho algunos experimentos en los que un aparato va registrando la actividad corporal de un sujeto que da vuelo a su fantasía. Por ejemplo, el individuo está acostado, con los ojos cerrados y el cuerpo relajado e imaginando que está flexionando los antebrazos. El registro marca una verdadera contracción de los músculos que el sujeto imagina flexionar. En los sueños la imaginación muestra otra clase de movilización del organismo. Los sueños eróticos movilizan el aparato genital; los deseos frustrados y las actividades olvidadas son liberadas durante la fantasía onírica. Freud, en su teoría de la realización de deseos, afirma que éstos, impulsando la actividad de la imaginación, constituyen sus raíces básicas.

 

Imaginación y equilibrio.

 

Los distintos fenómenos de la imaginación, la repetición de la percepción, la combinación, la disociación, la animación y la movilización, tendrían, en una teoría de la actividad orgánica, un común denominador que indicaría los propósitos generales de la imaginación. La imaginación se representa frecuentemente cosas que nos faltan.

 

El pobre imagina ser rico, el enfermo sano, el aislado que está en compañía, etc. En realidad, la imaginación está básicamente relacionada con la realización de deseos. Sin embargo, no sólo tenemos fantasías en las que somos el héroe triunfador, sino otras en las que somos el héroe derrotado y los sueños de miedo, angustia y terror son casi tan frecuentes como los placenteros. ¿Puede esto ser realmente explicado por una perversión del deseo como afirma el psicoanálisis?

 

Los sueños, como Freud dejó establecido, son guardianes del reposo. Si suena la campana del despertador, podemos soñar que llaman a otro, con lo que podemos permitirnos continuar en el placentero estado de relajación. Los sueños, como la imaginación en general, provocan un estado de equilibrio. Una persona con la imaginación llena de deseos se compensa de las cosas que le faltan y de sus deficiencias. El imaginar temor y sufrimiento puede servir, en tres formas, para restablecer el equilibrio: primero como descarga, desechando la ansiedad como el organismo vomita un veneno. Segundo, como integración de un elemento "extraño". La repetición de sueños con experiencias traumáticas o de accidentes durante la guerra puede servir para atenuar su carácter abrumador haciendo que nos familiaricemos con él. Tercero, los sueños de angustia pueden servir como estímulos cuando la gente se enfrenta en la realidad con labores difíciles, porque comparadas con las terribles dificultades experimentadas en sueños, las de la vida cotidiana parecen más pequeñas.

 

El pensamiento se enfrenta con las limitaciones de la realidad y por ello muchos pensamientos deben ser eliminados a fin de mantener el organismo en equilibrio con la sociedad. La imaginación, independiente de las limitaciones sociales, establece el equilibrio permitiéndonos cierta libertad. Sin embargo, la imaginación parece constituir, generalmente, un compromiso para establecer el equilibrio entre los estímulos de fuera y los de dentro.

 

La tendencia al equilibrio aparece en todas las funciones biológicas, estimulando la interacción, la regeneración y la defensa. Aparece igualmente en el mundo físico y el concepto de la unidad del organismo abarca los procesos físicos, biológicos y psíquicos pareciendo indicar que la tendencia al equilibrio es también la base de las propiedades más importantes de la mente.

 

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