La utopía de la conciliación
Creado por Ana Martinez , el Lunes 27 de Septiembre de 2010
Cuenta la historia que allá por el año 700 a. C., Licurgo se convertía en el padre de la Constitución de Esparta, un compendio de leyes y normas muy avanzadas para la época que, posteriormente, sirvieron de punto de partida de las leyes romanas, de cuyas fuentes bebemos hoy todavía. Todas estas leyes espartanas fueron 'copiadas' por los romanos, menos una: aquella que eliminaba la existencia de género y que reconocía a hombres y mujeres por igual, sin tener en cuenta su condición sexual. Casi tres decenas de siglos después, concretamente en 1991, la por entonces diputada nacional de Izquierda Unida, la toledana Nines Maestro, acudía al Congreso de los Diputados con su bebé recién nacido porque tenía que amamantarlo.

Casi veinte años después, concretamente esta misma semana, la eurodiputada italiana Licia Ronzulli asistía a una votación en el Parlamento Europeo con su bebé en los brazos, a modo de gesto simbólico para denunciar las dificultades que afrontan las mujeres para conciliar su vida laboral con la familiar. Y es que aunque nos quieran hacer creer que sí, es que no. Es innegable que los derechos de las mujeres y las políticas sociales han avanzado, pero lo hacen tan lentamente que apenas es perceptible. Y lo más peligroso de todo es que, con esta crisis que cada vez se va agudizando más, estos derechos están sufriendo un retroceso, pues el gasto en servicios sociales se está recortando: no aumentan las plazas en escuelas infantiles, hay más problemas para pedir excedencias o reducciones de jornada, menos ingresos y, de nuevo, reaparece la eterna pescadilla que se muerde la cola. El desempleo condena a la mujer al ostracismo del hogar y a la espera de que el varón les dé algo de la paga del mes para pagar la luz y los bocadillos de los chiquillos.

Y aquellas que trabajan no les queda otra que ir soportando la responsabilidad familiar y laboral que les toca, haciendo jornadas maratonianas, resolviendo situaciones emocionales con los hijos de difícil digestión, pidiendo 'favores' al jefe para poder llevarlos al médico, madrugando para ir temprano al supermercado y trasnochando porque la plancha toca el techo. Esta es la realidad de la mujer de hoy, la del siglo XXI, la que está equiparada en leyes pero no en realidades, la que reivindica una conciliación que le permita desarrollarse como ser humano, como mujer, como madre y como trabajadora, aportando al Estado su sabiduría, sus impuestos, sus sensibilidades... y sus hijos. El retroceso en la conciliación está siendo cada día más evidente, pero aunque siga siendo utópica, no dejemos de creer en ella pues más cerca estaremos de conseguirla. Por cierto: 'Victoria' es el nombre de la hija de Licia Ronzulli.
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