8 horas para trabajar, 8 horas para dormir y 8 horas para la familia
Creado por berechet cristina , el Jueves 30 de Diciembre de 2010

Desde hace muchos años se está hablando de la necesidad de conciliar la vida personal y laboral con el fin de mejorar la motivación y satisfacción de los trabajadores. Pero los avances en esta área no se dan al ritmo al que a muchos nos gustaría y la razón es fácil de adivinar. Mientras la mayor parte de las organizaciones empresariales y sindicales reconocen la necesidad y los beneficios de conciliar la vida laboral y familiar, a nivel micro, de empresa, la palabra conciliación suena más a concesión, o favor que compañías y empresarios hacen a sus trabajadores que a mejora de la productividad.

No obstante la actitud seria probablemente diferente si en vez de hablar de conciliación habláramos de adaptación a los horarios europeos. La jornada laboral continua, como lo llamamos nosotros, es la norma en casi todos los países europeos con un par de excepciones (véase Chipre, Grecia, Italia etc), mientras que en España es más bien la excepción. Una jornada laboral de 7.30 a las 16.00, con media hora para comer, es lo normal en los países europeos de nuestro entorno.

Los beneficios que dicha jornada tiene para el trabajador son bien conocidos, empezando por la posibilidad de atender a nuestros hijos después del colegio, vigilarles y controlar su tiempo de ocio y estudio. Una juventud educada y con valores se crea a través de la educación que nosotros, como padres, conseguimos inculcarles; educar en valores exige disponibilidad de tiempo.

Hace tiempo, escuche una justificación insólita del éxito de un determinado país en el área de la educación: la venta de libros de texto por duplicado -uno para el estudiante y otro para los padres-. Pero reflexionando sobre el tema, probablemente el éxito/diferencia consiste en el tiempo que somos capaces de dedicar a nuestros hijos.

Por último, en el caso de los trabajadores, la jornada continúa ayudaría a respetar la regla de los 3 ochos: 8 horas para trabajar, 8 horas para dormir y 8 horas para la familia y el resto de actividades, asegurando de esta forma el reparto más equitativo de las 24 horas del día.

Por otro lado, este tipo de jornada laboral para el empresario supone poder retener el talento y generar satisfacción entre los trabajadores. Además, la rotación en las empresas se reduciría por debajo del 10% y también el absentismo y los accidentes laborales. El clima laboral en su conjunto mejoraría sustancialmente y con ello, la motivación de los trabajadores. No obstante, en España parece persistir la idea de que el mejor empleado es el que más horas trabaja. Sin embargo, aunque España está entre los países de la UE cuyos trabajadores pasan más horas en la oficina, se encuentra a la cola en cuanto a productividad. El hecho de que España sea el país con jornadas más largas pero con baja productividad debería hacer pensar a nuestros empresarios.

La fragmentación de la jornada laboral es un importante lastre para la productividad empresarial. Es más, una jornada laboral continua que finaliza en torno a las 16.00 horas ofrece mayor flexibilidad a la hora de realizar horas extras ya que hasta las 19:00, hora a la que generalmente finaliza la jornada partida, hay 3 horas más.

Por otro lado, los parámetros de lo que llamamos conciliación de la vida profesional y personal cambian drásticamente al pasar de una jornada partida a una jornada continua; ya que probablemente más del 80% de las dificultades de la "conciliación" estarían resueltas.

Aparte de los bajos nivel de productividad, la jornada laboral partida, junto con un conjunto de otros factores, también se tradujo en nuestro país en unas bajas tasas de participación femenina en el mercado laboral. Las últimas estadísticas de Eurostat explican con cifras una realidad bien conocida por todos: en los países nórdicos y bálticos el diferencial entre la participación masculina y femenina en el mercado laboral rondaba en 2009 los siete puntos porcentuales o menos, mientras que en países como Malta, Italia o Grecia la diferencia es de más de 20 puntos. En nuestro país, a pesar de la favorable evolución de la tasa de actividad femenina en los últimos años, todavía existe un gran diferencial frente a la participación masculina de más de 16 puntos porcentuales, diferencial que se sitúa muy por encima de la media europea.

Si en el caso de la hora oficial, España ha optado a favor de tener la misma hora que el centro de Europa ¿por qué no se debería hacer lo mismo con la jornada laboral? En España, a diferencia de que sería lo normal, dada nuestra posición geográfica en relación al meridiano de Greenwich, hemos optado a favor de tener la misma hora que el centro de Europa. El tener la misma hora permite sincronizar el horario de nuestro tráfico aéreo, trenes, así como el de los comercios. Ahora cabe plantearse ¿por qué no resulta problemática la diferencia en el horario de apertura de los comercios, servicios y demás actividades empresariales? En definitiva, ¿por qué nos obstinamos en mantener una jornada laboral heredada de la postguerra y que ya no tiene ninguna justificación en la realidad social, económica o empresarial que vivimos hoy en día?

11207

 

Gracias a ti, somos :
"Ahora también somos Womenalia"
www.womenalia.com
Formación
Noticias Moda

Gente inspiradora